domingo, 21 de octubre de 2012

La Codosera. Un Pueblo con Raíces y Costumbres Rayanas


Comunicaros que recientemente acaba de publicarse un libro sobre La Codosera. Su autor es José Luis Olmo Berrocal, persona muy conocida en por ser natural del mismo. Tras su jubilación, el escritor ha reunido una amplia documentación histórica , testimonial y gráfica (la obra incluye 192 fotografías en blanco y negro algunas y otras a todo color), de personas del pueblo y su entorno.  Tal como afirma en su prólogo, el objetivo que le ha movido a escribirlo, no de una manera académica sino más flexible y cercana, ha sido entregar un texto próximo  y entretenido para que el lector saque sus propias conclusiones. 


El libro está divido en cinco capítulos comenzando por describir el entorno donde se encuentra ubicado el núcleo urbano, hasta el último, que corresponde a la semblanza de algunos hombres y mujeres que destacaron muy positivamente en algunas de sus actividades. 

Como una guía de viaje puede leerse el primer capítulo, (El Entorno), describiendo el paisaje, expléndido en las cuatro estaciones del año,  los ríos y sus afluentes que surcan el término municipal dando vida y riqueza a cantidad de familias asentadas en casitas blancas y pintoresca que conforman la que es conocida como “La Campiña”, un paisaje muy próximo a la zona de La Raya, donde aparecen nombres en castellano y otros de claras raíces portuguesas, como El Marco, La Tojera, La Rabaza, Los Bastos o La Varse, donde el legislador tradujo mal este lugar a los que los antiguos pobladores llamaron La Vega, ( A Varzéa).  

Los capítulos II y III, corresponde a un estudio antropológico de las tradiciones y fiestas, enlazadas algunas de ellas con la cultura portuguesa, consecuencia del mestizaje de vivir juntos durante siglos. Es cierto que algunas son comunes a otros entornos rurales de Extremadura, pero la mayoría presentan rasgos específicos como la de los Mayos, (una celebración pagana y satírica), la dúa, (la explotación comunal, organizada por el Ayuntamiento, de ganadería porcina), las mariquillas, (coplas humorísticas que los conocidos de la pareja le cantaban por la noche ante a puerta de su vivienda, a las parejas que habían decido irse a vivir juntos sin pasar por el altar), o los campanillos del aleluya, (una explosión sonora de multitud de cencerros que los jóvenes a la carrera portaban por las calles la madrugada del Día de Resurección). No faltan los temas tratados referentes a la importancia que tuvieron las campanas para informar al vecindarios, además de indicarles las horas exactas, cuando algún vecino fallecía, los horarios de los actos religiosos  o cualquier desastre ocurrido que necesitase la colaboración de otras personas.  

En el capítulo de profesiones se nombran a los mochileros, motivo a que la Raya era como una lonja de contratación donde se colocaban cuantos hombres fuertes, audaces y amantes del riesgo necesitaban ganarse un jornal. Las cuadrillas de estos  llegaron a tener un peso muy importante en el contrabando del café principalmente, y por ello,  las fábricas para tostarlo se instalaron en lugares muy próximos a este entorno, como en Campomaior, Portalegre, Alegrete, Arronches, Valdecabalos, La Esperanza o en el mismo caserío de La Rabaza portuguesa.  


A lo largo del año eran muchas las fiestas que se celebraban de una forma diferente a como las conocemos actualmente, porejemplo,  la romería de Chandavila, donde las familias pasaban el día completo junto a la ermita compartiendo comida con familiares y amigos. La fiesta de los Quintos, coronada por la noche con un gran baile al que asistían como protagonista los jóvenes tallados antes de incorporarse al Servicio Militar.  Importantes eran las ferias, con rodeos de ganado en El Potril, novilladas en plaza de toros cerradas con carros y carretas y tres día seguidos de grandes bailes con orquestas y animadoras. La llegada del cine  también fue muy importante como entretenimiento, primero el mudo y después el sonoro traído por compañías de tirititeros que se instalaban en las plazas públicas por el que cobraban la voluntad del público asistente. Festivos eran los baños de los más jóvenes en las charcas del Gévora, donde no se necesitaba bañadores porque entonces no se usaban. 

Después de relatar de pasada como vivieron los vecinos el comienzo de la Guerra Civil, el libro termina con una serie de semblanzas dedicadas a políticos, como don Luis Ochoa, médicos, como don Gerardo, don Juán Sánchez Jara o don Diego Calderón, este último fusilado el primer día que llegaron las tropas nacionales a tomar el pueblo. Militares importantes, como don Agustín Gómez del Solar o don Gerardo Gómez Martínez, este último muerto en el bombardeo de los republicanos sobre la ciudad de Cáceres y cuyos reston reposan en el cementerio del pueblo. Entrañable es la figura de la señora María Turriña, una mujer encantadora y conocedora de la Raya donde ejercío sin haber ido nunda a la escuela, de comercianta, ama de casa y ayudante del médico cada vez que solicitaba sus servicios. A los maestros no se les olvida, como a doña Josefa Martín Cotano, que ejerció su magisterio unicamente en esta escuel durante cincuenta años, donde enseñó y educó a tres generaciones de mujeres codoseranas. Otro maestro a destacar fue Manuel Domínguez, en  La Varse, y por ello conoció la falta de infraestructuras existentes para llegar hasta la escuela junto a la ermita.  Mujeres pioneras como Celia Barroso, la primera telefonista y tambien la primera extremeña que obtuvo el carnet de conducir especial para camiones y autobuses. Hombres con ideas propias, amantes de los inventos, como el tío Pequeno, agricultor del entorno de la ribera de Jola. Y,  para terminar, una reseña dedicada al monumento histórico más importante, como es el Castillo, al que llaman de Juana la Beltraneja, porque dicen que aquí, en este lugar, permaneció prisionar la reína  por orden de su tía, la aspirante al trono de Castilla, que sería su sucesora con el nombre de Isabel la Católica.   

El resultado es una obra diversa, amable con el lector, en la que no faltan alusiones a las peculiaridades linguísticas de esta franja de tierra mestiza y bilingüe, en la que los habitantes desde pequeños aprendieron la palabra callarse en dos idiomas. 

AUTOR: OLMO BERROCAL, JOSE LUÍS
EDITORIAL: AUTOR-EDITOR
ISBN: 978-84-615-9044-5
EAN: 9788461590445
AÑO: 2012
NÚMERO PÁGINAS: 300
ENCUADERNACIÓN: Rústica
Donde adquirilo:
En diversos comercios de La Codosera, UniversitasLibrerias Proteo y Prometeo.

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