Comunicaros que recientemente
acaba de publicarse un libro sobre La Codosera. Su autor es José Luis Olmo
Berrocal, persona muy conocida en por ser natural del mismo. Tras su
jubilación, el escritor ha reunido una amplia documentación histórica ,
testimonial y gráfica (la obra incluye 192 fotografías en blanco y negro
algunas y otras a todo color), de personas del pueblo y su entorno. Tal como afirma en su prólogo, el objetivo
que le ha movido a escribirlo, no de una manera académica sino más flexible y
cercana, ha sido entregar un texto próximo
y entretenido para que el lector saque sus propias conclusiones.
El libro está divido en cinco
capítulos comenzando por describir el entorno donde se encuentra ubicado el
núcleo urbano, hasta el último, que corresponde a la semblanza de algunos
hombres y mujeres que destacaron muy positivamente en algunas de sus
actividades.
Como una guía de viaje puede
leerse el primer capítulo, (El Entorno), describiendo el paisaje, expléndido en
las cuatro estaciones del año, los ríos
y sus afluentes que surcan el término municipal dando vida y riqueza a cantidad
de familias asentadas en casitas blancas y pintoresca que conforman la que es
conocida como “La Campiña”, un paisaje muy próximo a la zona de La Raya, donde
aparecen nombres en castellano y otros de claras raíces portuguesas, como El
Marco, La Tojera, La Rabaza, Los Bastos o La Varse, donde el legislador tradujo
mal este lugar a los que los antiguos pobladores llamaron La Vega, ( A Varzéa).
Los capítulos II y III, corresponde
a un estudio antropológico de las tradiciones y fiestas, enlazadas algunas de
ellas con la cultura portuguesa, consecuencia del mestizaje de vivir juntos
durante siglos. Es cierto que algunas son comunes a otros entornos rurales de
Extremadura, pero la mayoría presentan rasgos específicos como la de los Mayos, (una celebración pagana y
satírica), la dúa, (la explotación
comunal, organizada por el Ayuntamiento, de ganadería porcina), las mariquillas, (coplas humorísticas
que los conocidos de la pareja le cantaban por la noche ante a puerta de su
vivienda, a las parejas que habían decido irse a vivir juntos sin pasar por el
altar), o los campanillos del aleluya,
(una explosión sonora de multitud de cencerros que los jóvenes a la carrera
portaban por las calles la madrugada del Día de Resurección). No faltan los
temas tratados referentes a la importancia que tuvieron las campanas para informar al vecindarios,
además de indicarles las horas exactas, cuando algún vecino fallecía, los
horarios de los actos religiosos o
cualquier desastre ocurrido que necesitase la colaboración de otras
personas.
En el capítulo de profesiones se
nombran a los mochileros, motivo a
que la Raya era como una lonja de contratación donde se colocaban cuantos
hombres fuertes, audaces y amantes del riesgo necesitaban ganarse un jornal.
Las cuadrillas de estos llegaron a tener
un peso muy importante en el contrabando del café principalmente, y por
ello, las fábricas para tostarlo se
instalaron en lugares muy próximos a este entorno, como en Campomaior,
Portalegre, Alegrete, Arronches, Valdecabalos, La Esperanza o en el mismo
caserío de La Rabaza portuguesa.
A lo largo del año eran muchas
las fiestas que se celebraban de una forma diferente a como las conocemos
actualmente, porejemplo, la romería de Chandavila, donde las
familias pasaban el día completo junto a la ermita compartiendo comida con
familiares y amigos. La fiesta de los
Quintos, coronada por la noche con un gran baile al que asistían como
protagonista los jóvenes tallados antes de incorporarse al Servicio
Militar. Importantes eran las ferias,
con rodeos de ganado en El Potril, novilladas en plaza de toros cerradas con
carros y carretas y tres día seguidos de grandes bailes con orquestas y
animadoras. La llegada del cine también
fue muy importante como entretenimiento, primero el mudo y después el sonoro
traído por compañías de tirititeros que se instalaban en las plazas públicas
por el que cobraban la voluntad del público asistente. Festivos eran los baños
de los más jóvenes en las charcas del Gévora, donde no se necesitaba bañadores
porque entonces no se usaban.
Después de relatar de pasada como
vivieron los vecinos el comienzo de la Guerra
Civil, el libro termina con una serie de semblanzas dedicadas a políticos,
como don Luis Ochoa, médicos, como don Gerardo, don Juán Sánchez Jara o don
Diego Calderón, este último fusilado el primer día que llegaron las tropas
nacionales a tomar el pueblo. Militares importantes, como don Agustín Gómez del Solar o
don Gerardo Gómez Martínez, este último muerto en el bombardeo de los
republicanos sobre la ciudad de Cáceres y cuyos reston reposan en el cementerio
del pueblo. Entrañable es la figura de la señora María Turriña, una mujer encantadora y conocedora de la Raya donde
ejercío sin haber ido nunda a la escuela, de comercianta, ama de casa y
ayudante del médico cada vez que solicitaba sus servicios. A los maestros no se
les olvida, como a doña Josefa Martín
Cotano, que ejerció su magisterio unicamente en esta escuel durante
cincuenta años, donde enseñó y educó a tres generaciones de mujeres
codoseranas. Otro maestro a destacar fue Manuel
Domínguez, en La Varse, y por ello
conoció la falta de infraestructuras existentes para llegar hasta la escuela
junto a la ermita. Mujeres pioneras como
Celia Barroso, la primera
telefonista y tambien la primera extremeña que obtuvo el carnet de conducir
especial para camiones y autobuses. Hombres con ideas propias, amantes de los
inventos, como el tío Pequeno,
agricultor del entorno de la ribera de Jola. Y,
para terminar, una reseña dedicada al monumento histórico más
importante, como es el Castillo, al
que llaman de Juana la Beltraneja,
porque dicen que aquí, en este lugar, permaneció prisionar la reína por orden de su tía, la aspirante al trono de
Castilla, que sería su sucesora con el nombre de Isabel la Católica.
El resultado es una obra diversa,
amable con el lector, en la que no faltan alusiones a las peculiaridades
linguísticas de esta franja de tierra mestiza y bilingüe, en la que los habitantes
desde pequeños aprendieron la palabra callarse en dos idiomas.
AUTOR: OLMO BERROCAL, JOSE LUÍS
EDITORIAL: AUTOR-EDITOR
ISBN: 978-84-615-9044-5
EAN: 9788461590445
AÑO: 2012
NÚMERO PÁGINAS: 300
ENCUADERNACIÓN: Rústica
Donde adquirilo:
En diversos comercios de La Codosera, Universitas, Librerias Proteo y Prometeo.
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